La salud planetaria se define como “la salud
de la civilización humana y el estado de los sistemas naturales de los que
depende” eatforum.org. Este concepto surgió en 2015
con la Comisión Lancet y la Fundación Rockefeller y amplía la noción clásica de
salud pública hacia una perspectiva integral: incluye no solo el bienestar
humano físico y mental, sino también la sostenibilidad de ecosistemas como el
aire, el agua y la biodiversidad eatforum.org. En la práctica, la salud
planetaria estudia las interdependencias entre la actividad humana (consumo
energético, agricultura, industria, urbanismo, estilos de vida) y los sistemas
naturales, buscando límites ambientales que protejan el bienestar
presente y futuro de las personas eatforum.org. Sus pilares incorporan
determinantes sociales de la salud, equidad, conservación de ecosistemas y una
visión transdisciplinaria (ecología, economía, salud pública, política).
Múltiples indicadores: (emisiones
de CO2, calidad del aire, cobertura forestal, especies protegidas, acceso a
agua limpia, etc.) se articulan para evaluar el estado planetario. La evidencia
científica es clara: el clima terrestre se ha calentado ~1,2 °C respecto al período
preindustrial, con aumentos récord de temperatura global, olas de calor,
incendios, retroceso de glaciares y fenómenos extremos. Naciones Unidas y la
OMS advierten que cada fracción de grado adicional agrava riesgos de salud y
extinción de especies who.int. Por ello, la salud planetaria
insta a actuar antes de alcanzar puntos de no retorno: las consecuencias
sanitarias y económicas de la inacción serán graves, especialmente en
poblaciones vulnerables who.intwho.int.
Intereses Políticos, Económicos y Ambientales en Juego.
La crisis climática y la pérdida de biodiversidad
involucran a actores con intereses diversos. Por un lado, gobiernos y empresas
de energía/ minería buscan crecimiento económico, a veces considerando a la
sostenibilidad como costo. Por ejemplo, en Chile la minería del cobre (sector
clave) genera alrededor del 20–21 % de las emisiones nacionales, y
las energías fósiles siguen presentes en la matriz eléctrica, twitter.comcambioclimatico.mma.gob.cl. Por otro, sociedad civil,
científicos y comunidad internacional exigen transiciones justas hacia
economías bajas en carbono. Estos intereses chocan: medidas ambientales pueden
enfrentar resistencias políticas o lobby económico (petróleo, agroquímicos) que
difunden desinformación o presionan por atrasar regulaciones.
Sin embargo, la ciencia y organismos
internacionales (IPCC, OMS, ONU) insisten en que el balance favorece la
acción. Una naturaleza sana es esencial para la economía: en Chile, el 17,4 % del PIB y más de la mitad de
las exportaciones dependen de recursos naturales (agricultura, pesca, turismo
ecológico). La protección de la biodiversidad y los ecosistemas aporta
servicios críticos (polinización, agua, recursos genéticos) que sostienen la
salud humana y la productividad. Así, sacrificar montañas de datos y consenso
científico es políticamente riesgoso: cada año de retraso aumenta costos
sanitarios y económicos.
Organismos internacionales confirman este mensaje. La OMS
califica el cambio climático como “amenaza fundamental para la salud humana”,
señalando que “cada demora en abordarlo incrementa los riesgos sanitarios y
puede revertir décadas de progreso en salud global ”who.intwho.int. El Programa de la ONU sobre el
Medio Ambiente (UNEP) enfatiza que los efectos (olas de calor, desastres,
enfermedades) ya cuestan miles de vidas anuales, y que mitigar emisiones trae
enormes beneficios en salud (menos contaminación del aire) who.int. En otras palabras, lo
político-económico (crecimiento, empleo) y lo ambiental (clima, biodiversidad)
ya no pueden verse por separado: preservarlos es parte del desarrollo
sustentable y la salud pública.
Colaboración Global y Regional en Salud Planetaria.
La salud planetaria requiere cooperación
multinivel. A escala global, acuerdos y redes articulan la acción: el Acuerdo
de París (2015) plantea metas comunes de reducción de emisiones; el IPCC
publica evaluaciones regulares; la Alianza de Salud Planetaria (Planetary
Health Alliance) conecta a más de 200 instituciones académicas y de salud; y la
OMS promueve estrategias de salud climática. También existen iniciativas
sectoriales (e.g. Objetivos de Desarrollo Sostenible, Cumbres de Biodiversidad
COP15, metas 30×30 de proteger áreas naturales).
En la región latinoamericana hay sinergias y
desafíos compartidos: la CEPAL analiza la agenda 2030 y la desigualdad
ambiental en LAC, y proyectos como el Lancet Countdown Sudamérica
destacan el potencial de políticas climáticas para mejorar la salud y equidad
regional. Universidades y ONG (p.ej. SoChisap en Chile) se integran a redes
mundiales, divulgando conocimiento y formando profesionales en salud
planetaria. Además, cooperaciones técnicas (CEPAL, BID, etc.) asisten a
gobiernos latinoamericanos en planificación ambiental. En resumen, el grado de
colaboración global/regional en salud planetaria es alto, aunque las urgencias
económicas y desconfianzas políticas a veces entorpecen la implementación real.
Mitos Políticos que Distorsionan el Problema.
En el debate público aún circulan mitos que
retrasan la acción climática y de conservación. Por ejemplo, el argumento “el
cambio climático siempre ha existido, no es culpa de humanos” es uno de ellos.
Sin embargo, el UNEP señala que la estabilidad climática del Holoceno (últimos
~10.000 años) fue extraordinaria para la civilización, y que “la Tierra se
está calentando más rápido que en los últimos 2.000 años” debido a la
actividad humana. Los estudios del IPCC confirman que prácticamente todo el
aumento reciente de temperatura se debe a la quema de combustibles fósiles.
Otro mito común es decir “un par de grados más no
es para tanto”. La realidad científica es que incluso +1,5 °C o +2 °C tienen impactos desastrosos en
ecosistemas y salud: se perderían miles de especies y cultivos, moriría la
mayor parte de corales y subirían las muertes por calor extremo. Ignorar esto
es peligroso. También se oye “no hay consenso científico” o “se exagera la
urgencia”. Organismos internacionales refutan estas ideas: existe consenso
abrumador entre científicos de clima, y la ONU advierte que la magnitud de los
efectos (sequías, inundaciones, incendios) se documenta con datos recientes who.int.
En Chile y el mundo se difunden además desinformaciones
deliberadas: discursos que minimizan la crisis o prometen soluciones mágicas.
El PNUD advierte que la desinformación climática –por intereses económicos–
crea “cámaras de eco” y esparce teorías conspirativas sobre el clima climatepromise.undp.org. Por ejemplo, campañas
financiadas por la industria fósil han difundido dudas sobre la ciencia
climática para proteger beneficios corporativos. Identificar y contrarrestar
estos mitos con datos transparentes es clave para una política pública basada
en evidencia.
Rol de la Salud Planetaria en Economía y Desarrollo Sostenible.
La salud planetaria no es solo un ideal ético: es
una palanca para el desarrollo sustentable y la competitividad.
Incorporar límites ambientales en la economía promueve inversiones en tecnologías
limpias (renovables, eficiencia, movilidad verde) que generan empleos y salud.
La experiencia internacional lo demuestra: países que reducen contaminación del
aire ven menos enfermedades respiratorias y menos gastos médicos (OMS who.int). La adaptabilidad de la
población (por ejemplo, evitar inundaciones al proteger humedales) también es
un beneficio económico.
En Chile, al evaluar el desempeño ambiental, la
OCDE concluyó que si bien se han dado pasos (Ley Marco de Cambio Climático
2022, fomentando energías limpias), aún las emisiones crecen y el país no
está en camino de alcanzar sus metas de carbono neutralidad oecd.org. Lo mismo ocurre con la
biodiversidad: aunque Chile cuenta con varios parques nacionales, la pérdida de
cobertura vegetal y la crisis hídrica subrayan que un modelo de desarrollo
intensivo en recursos no es sostenible. En este contexto, la salud planetaria
debe integrarse en la economía chilena no como un costo aislado, sino como
inversión. Ejemplos: la agricultura sustentable y la silvicultura certificada
pueden abrir mercados premium; el ecoturismo y las energías verdes crean
empleos en zonas rurales; una gestión responsable del agua protege a
comunidades y a la minería misma. Dejar de lado el enfoque planetario es una
“miopía económica”: los daños climáticos (por ejemplo, 250.000 muertes anuales
globales proyectadas entre 2030-2050 por desnutrición y enfermedades
relacionadas who.int) comprometen el crecimiento futuro.
Propuestas para Preparar a Chile hacia 2030.
Dado este panorama, Chile debe redoblar esfuerzos
en sus zonas económicas y productivas claves, con políticas coordinadas
y visión de largo plazo. A modo de ejemplo, algunas propuestas son:
- Energía
y Transporte:
Acelerar el retiro del carbón y gas en la matriz energética, tal como
propone la Estrategia Climática de Largo Plazo cambioclimatico.mma.gob.cl. Se debe impulsar sinergias
renovables-minería (hidrógeno verde, energías solar/eólica en faenas) y
expandir la electrificación del transporte público y de carga, apuntando a
flotas cero emisiones (meta 2030 de 100% buses públicos eléctricos) cambioclimatico.mma.gob.cl. Además, seguir incentivando la inversión en
eficiencia energética industrial y viviendas, reduciendo costos operativos
y emisiones.
- Minería
y Sector Industrial: El sector minero –especialmente el cobre–
emite cerca del 21% de los GHG nacionales twitter.com. Por ello, promover estándares de minería
sustentable es vital: fiscalización de reutilización de agua (ciclos
cerrados), energía renovable en faenas, e inversión en electrificación de
maquinaria pesada. Asimismo, en la industria foresta y pesquera, avanzar
en certificaciones eco-amigables y tratamientos adecuados de residuos
(p.ej. manejo de tailings) ayudará a preservar ecosistemas y reputación
internacional.
- Agricultura
y Uso de Suelo: La megasequía
reciente ha afectado cultivos del centro y sur de Chile. Es imprescindible
modernizar el regadío (riego tecnificado, desalación) y cultivar según
zonas climáticas, fomentando sistemas agroecológicos y silvopastoriles
para conservar suelo. En las zonas áridas del norte, proteger humedales de
puna y salares conserva biodiversidad endémica. Además, se debe frenar la
expansión desordenada: por ejemplo, la biofinanza sugiere presupuestos
mayores para conservación (actualmente sólo 0,036% del PIB se destina a biodiversidad)
y mecanismos de incentivos económicos para reforestación y protección de
glaciares.
- Gestión
del Agua:
Ante la crisis hídrica, Chile necesita planes hídricos integrales:
implantar tarifas progresivas del agua, promover recarga de acuíferos, ampliar
plantas desaladoras (especialmente en región Norte) y fortalecer la
gobernanza del recurso. Esto debe acompañar a decisiones sectoriales:
minería e industria deben optimizar consumo, y en regiones agrícolas
priorizar cultivos de bajo riego. El reconocimiento del agua como derecho
y bien común es parte del enfoque de salud planetaria.
- Ciudades
y Pueblos:
Desarrollar transporte público masivo eléctrico (por ejemplo, corredores
BRT y Metro), infraestructura verde urbana (más áreas verdes para mitigar
islas de calor) y planes de emergencia ante eventos extremos. La
planificación urbana sustentable reduce la huella ecológica per cápita e
incrementa calidad de vida.
- Políticas
e Instituciones: El
Estado debe fortalecer instituciones ambientales (por ejemplo, cumplimiento
estricto de la Ley Marco de Cambio Climático y de las limitaciones de
emisiones sectoriales de aquí a 2030) y alinear presupuestos con el ODS 13
(clima) y 14-15 (vida submarina y terrestre). Esto implica presupuestos
estables, incentivos fiscales a tecnologías verdes, y sanciones a
contaminadores. Además, la educación y comunicación pública deben
enfatizar la salud planetaria, formando ciudadanos informados y
empoderados.
Implementar estas acciones requiere colaboración
público-privada (incluso participación de pueblos originarios, tal como
reconoce la Estrategia Energética Nacional) y financiamiento climático
internacional. Solo así Chile podrá construir un desarrollo verdaderamente
sustentable para 2030.
Comparativa Internacional y Desempeño de Chile.
En la siguiente tabla se clasifican brevemente
algunos países según su compromiso ambiental, comparados con Chile:
País |
Observaciones |
Clasificación |
Costa
Rica |
~93% de
electricidad renovable, plan de neutralidad al 2050 smithsonianmag.com |
Satisfactorio |
Suecia |
Cero
neto en 2045 (ley climática aprobada) unfccc.int |
Satisfactorio |
Chile |
Emisiones
2022 = 111 MtCO₂eq (+135% vs 1990), metas 2030 por ahora
inalcanzables oecd.org |
Indolente / Exagerado |
Brasil |
Deforestación
amazónica récord, políticas ambientales débiles |
Indolente |
Países
como Costa Rica o Suecia ejemplifican compromiso real: políticas claras y
resultados visibles (renovables, leyes rígidas) smithsonianmag.comunfccc.int. En cambio, Brasil bajo
administraciones previas ha sido severamente criticado (deforestación
creciente) y se considera indolente. Chile, aunque declara ambición (NDC
2030, carbono neutral 2050), por ahora mantiene emisiones al alza oecd.org; esto le da una calificación
mixta (“exagerado” en discurso, “indolente” en práctica).
Tendencias Chilenas hacia 2030 y Viabilidad.
El
gráfico y tabla siguientes ilustran tendencias clave en Chile: emisiones de
GEI, energía renovable y áreas protegidas, con metas 2030 y evaluación de
viabilidad. Estos indicadores muestran si la trayectoria actual es suficiente o
no.
Indicador |
Valor Actual (2022) |
Meta 2030 |
Viabilidad |
Emisiones GEI (MtCO₂eq) |
111,0 |
≤95 MtCO₂eq |
No viable |
Renovables en electricidad (%) |
~55% (2020) |
Satisfactoria |
|
Áreas Protegidas (%) |
22% del territorio (2024) |
30% (meta global 30×30) |
Óptima |
- Emisiones
GEI: En
2022 Chile emitió ~111 MtCO₂eq, muy por encima del tope
de 95 Mt acordado para 2030. Sin cambios drásticos, la proyección indica
que es «no viable» alcanzar la meta: se requeriría una caída de
~15% desde niveles actuales en menos de una década.
- Renovables
(electricidad):
Chile alcanzó ~55% de generación renovable en 2020. Para 2030 se fija 80% cambioclimatico.mma.gob.cl. Dado el ritmo de construcción de parques
eólicos/fotovoltaicos y cierre de termoeléctricas, la meta es «satisfactoria»
con las políticas actuales, aunque exigente.
- Áreas
Protegidas: Hoy
~22% del territorio está protegido. La iniciativa internacional busca ≥30%
hacia 2030. Con recientes decretos de parques y reservas, esta meta podría
lograrse (viabilidad «óptima») si se aceleran las designaciones y
gestión ambiental efectiva.
Los
gráficos (veáse ilustración adjunta) plasman estas trayectorias: la emisión
actual frente a la línea de meta indica la brecha existente, mientras que las
curvas de renovables y áreas protegidas muestran avances graduales hacia los
objetivos. En conjunto, Chile enfrenta un escenario mixto: algunos indicadores
clave tienen rumbo favorable, pero las emisiones de carbono necesitan
cambios urgentes para evitar incumplimientos.
Conclusión:
La salud planetaria exige un equilibrio entre
crecimiento económico y preservación ambiental. Para Chile, prepararse de cara
a 2030 significa adoptar un enfoque sistémico: educar a los tomadores de
decisión sobre los vínculos entre salud pública y medio ambiente, combatir los
mitos que frenan la acción climática y fortalecer la cooperación local e
internacional en proyectos verdes. Las fuentes científicas y organismos como el
IPCC y la OMS están claras: los costos de no actuar serán mucho mayores que los
de invertir en un desarrollo bajo en carbono y biodiverso who.int. Chile tiene las capacidades
económicas (agricultura pujante, minería tecnológica, recurso humano
calificado) para liderar esta transición. Solo falta voluntad política y
compromiso ciudadano para transformar las metas declaradas en realidades
tangibles hacia 2030.
«Salud planetaria: definición y desafíos. Análisis de intereses políticos/económicos, mitos climáticos y estrategias para preparar a Chile hacia 2030, con comparación internacional.»
Bibliografía: Documentos de IPCC y ONU sobre clima, OMS (cambio climático y salud) who.intwho.int, CEPAL/OCDE (desarrollo
sostenible en América Latina) oecd.org, estadísticas nacionales (SNI,
EPI), estudios científicos recientes sobre salud planetaria, salud pública y
sostenibilidad (por ej. The Lancet Planetary Health) y reportes
institucionales de Chile (Estrategia Climática 2050, informes ambientales,
etc.).